“el
que duerme la siesta despierta dos veces” (en la selva)
si se apaga este fuego
los cantos se detienen
tres perros viejos son mis amigos
cuidan mi lecho
ladran de noche
el poema existe pero
hay que crearlo
quien traerá pan
esta mañana que todos duermen
nadaste en la selva
del otro pensamiento
pasando cruel imperceptible
como una hoja arrastrada
por el río implacable
el cielo es la entrada
del cielo
aguardé junto a la selva
y algo tomó mi cuerpo
la luz de sangre
ilumina mis manos rojas
he tomado el tiempo en mi corazón
el mar y su hija la tierra
los hombres duermen abrazados
he golpeado en el centro
supe ser inmortal
no puedo decir otra cosa
que no sea un deseo
persigo incansable a mi presa
para salir de aquí
mas veces de las que muero
la gata del monte está embarazada
se acerca a mis manos
y busca un rincón
para su nido de luz
solo se puede morir ahora
quien se aleja
siente en su corazón
el latir de todos los jilgueros
que duermen en el pino
la soledad que de mi caía
y que solo yo veía
el corazón verde
adentro de mi corazón rojo
todas mis ropas
están mojadas
el peso del silencio
sobre mis hombros:
del monte emerge
un reptil brillante
y me mira
hasta que lo miro
me quedo en la sombra
aquí construí mi ermita
los hombres son iguales
hasta que eligen su licor
no morir sino dormir
de rodillas en lo eterno
el camino despejó
ninguna lagrima brotó
de los ojos escondidos
en los arboles
extrañas aves
vuelan sobre mi casa
hecha de tiempo
y saben en su grito
que el silencio vence al mundo.
una piedra ardiendo bajo el río helado
el pájaro verde adentro mío
al despertar he soñado
un paraje antiguo
donde la siesta es infinita
en la cerca una mujer brillante
los arboles son mudos
encuentro mi cuerpo entero
sudando sentado al sol
entendiendo y creando
que vivir es un verbo
que el sol brilla rojizo
en la piel del que lo cuida
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