en la multitud con los tobillos desnudos
las voces de adentro no piensan detenerse
el dolor de querer romper la jaula
con los propios dientes
toda mi ropa con olor a comida
agazapado en el barro no miro hacia arriba
atrás la ciudad se levanta impune
hay que decir algo de la locura
y de la incertidumbre
creer que lo ultimo que queda
es siempre la simpleza
y ahora veo a mi padre la soledad una huerta
en dos horas envejecí diez años
el planeta gira y el poeta se aprieta las sienes
1 comentario:
Hoy me miré en el espejo del ascensor y vi que tenía mil años, me acordé de vos, siento que falta poco, pero cuesta tanto...
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