jueves, junio 23, 2011

en la multitud con los tobillos desnudos
las voces de adentro no piensan detenerse
el dolor de querer romper la jaula
con los propios dientes
toda mi ropa con olor a comida
agazapado en el barro no miro hacia arriba
atrás la ciudad se levanta impune
hay que decir algo de la locura
y de la incertidumbre
creer que lo ultimo que queda
es siempre la simpleza
y ahora veo a mi padre la soledad una huerta
en dos horas envejecí diez años
el planeta gira y el poeta se aprieta las sienes

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy me miré en el espejo del ascensor y vi que tenía mil años, me acordé de vos, siento que falta poco, pero cuesta tanto...